miércoles, 10 de junio de 2009

Filosofía monótona

Un día como tantos otros, sucede que vivimos sus horas sin que ocurra nada en particular. La monotonía de la rutina se crece en lo que nos rodea y de alguna manera, la vida transcurre con un sentimiento muy raro. Lo cierto es que esos momentos los guardamos en la memoria y no sé muy bién el por qué, solo recuerdo lo que pensaba y nada más. Quizás, en ese día nuestra propia voz se hace más palpable pero está empañada de un desasosiego del que queremos huir. No me quiero imaginar como puede ser la existencia de una persona con esa manera de vivir pero lo cierto, es que sin duda alguna existe. Al parecer el secreto de vivir no está sólo en la suerte que tengamos sino, en la voluntad que pongamos para vivir lo mejor posible dentro de lo que cabe. Debe de haber alguna fórmula hecha a medida para mejorar nuestro nivel de vida y puede que hallarla, tan solo sea cuestión de constancia; como empezar a construir una casa desde los cimientos más seguros y adornarla con lo mejor que tenemos. Me viene al recuerdo aquel hombre que clavaba sus codos en la barra de un bar y apenas hablaba. Pasaban las horas y los días, los meses y los años, como quien no tiene nada mejor que hacer. No es difícil encontrar a este personaje y si alguna vez habla, no te dice nada en particular. De vez en cuando la sombra de la existencia rompe con lo que una vez soñamos y la monotonía de vivir, hace que se pierda el tiempo persiguiendo lo que nunca existió...

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