lunes, 9 de agosto de 2010

9 - 8 - 2010

La carta que sigue la escribí una noche de Reyes magos hace algunos años. Hoy Antonia ha vuelto a viajar conmigo y le he pedido permiso para sacar este escrito en mi blog.
La dialisis es un remedio que va desgastando poco a poco a las personas y sin una máquina que limpie su sangre, la persona muere envenenada. Antonia ya no es la de hace unos años. Es analfabeta pero sabe lo que cuento en esa carta y aún así, nunca se la he leido. A veces las cosas del corazón cuestan decirlas a la cara y yo no podría. He de decir que esta mujer es la persona más noble que he conocido y me da pena ver como está llegando a un estado que ella desde siempre ha temido.
Mucha gente da lecciones desde el silencio; como lo hace Dios...

1 comentario:

Pepe dijo...

Ya sabes, Domingo, cómo comparto este escrito y la carta a Aberasturi.
Es doloroso ver cómo se deterioran nuestras enfermas de diálisis pero a la vez nos permite un gran aprendizaje, el de la gente noble y sencilla, personas que ignoran su grandeza pero que nosotros admiramos.