martes, 31 de mayo de 2011

Una horrible historia

Aquel día John no estaba para bromas. La calle era un río de gente que hacía cola para ver su espectáculo. John, era el cómico más famoso de New Jersey por su gran habilidad de manejar el lenguaje de la forma más absurda. En el camerino, la nariz de payaso y la peluca multicolor no eran motivos de alegría sino, de la angustia de un hombre que se ganaba la vida forzando a veces su corazón para dar otra cara más alegre. La mirada se perdía más allá del espejo, donde los sentimientos formaban redes enmarañadas que solo daban angustia y soledad. Los años pasados y los recuerdos se amontonaban como si su vida fuera producto de una broma del destino...Deseaba escapar de allí y dar plantón a tantísima gente que solo les importaban las bromas que se repetían como letanías y nada más.
Su manager, Thomas Crown, era un buscafortunas que le preparaba los espectáculos más lucrativos. Entró en el camerino para decirle que era un día importante en su carrera y que había tipos "cazatalentos" esperando verle para llenarle los bolsillos de contratos en las Vegas. Pero John desde hacía un tiempo arrastraba una depresión y su mente le jugaba malas pasadas, con pensamientos extraños llenos de vacíos existenciales. A Thomas, le brillaban los ojos de avaricia y no permitía un descalabro que arruinara su sueño de sacar tajada aquella noche pero John, estaba tan cansado de su vida que solo quería echarse en una cama y que lo dejaran en paz. Thomas lo zarandeaba por los hombros y le pedía que hiciera un esfuerzo porque estaban en juego muchos proyectos...
De una cajita metálica tomó una jeringuilla para inyectarle un coktel de anfetaminas. A veces esas sustancias le salvaban la noche y también el talento. Le dió también una rallas de cocaína y John la aspiró.

Una música estruendosa anunciaba que el espectáculo comenzaba. La gente aplaudía sin parar y el telón se subió.

Lo primero que John hacía era dar un grito enorme con saltos destartalados. El grito lo dió pero se quedó quieto como una estatua. Pasó así un minuto y dos y la gente enmudeció. De su nariz brotaron dos hilitos de sangre y su cuerpo se zarandeó sin poder mantener el equilibrio. Una mujer lanzó un gritó y muchos se asombraron por ver a un hombre que se dejaba la vida de la forma más aterradora. Cayó al suelo herido de muerte y antes de morir dijo: ¡¡MAMAAAA!!...

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