jueves, 6 de septiembre de 2012

POR AMOR AL ARTE


El Señor Eduard Smith era un respetado director de museo. Poseía una extensa experiencia en obras de arte y un gusto refinado en descubrir artistas de toda índole. Se podría afirmar que la importancia de sus opiniones en el campo de la pintura, abrían la puerta de la consagración a autores un tanto desconocidos. Nadie como el, expresaba realmente el mensaje de cada obra con tal sensibilidad y capacidad, que adentrarse en el mundo interior de cada artista, era como desnudar los recónditos secretos del corazón humano. El dolor, la alegría, la esperanza, la angustia, la preocupación, la perdición, el refinamiento de cada alma...cada mensaje de cada obra, lo desglosaba al más mínimo detalle. El mundo de las artes en general, lo admiraba, lo temía y lo respetaba a la vez, pues no existía un rival que lo hiciera decaer de su poderoso trono...

Estela, era una joven pintora que cautivó su corazón. La conoció en una subasta de obras de arte en la calle 15 de New York. Era una hermosa mujer que descataba más que nada en ganarse a la gente influyente que por sus dotes artísticas. Su encanto era arrebatador y muy sensual. Todo en ella no pasaba desapercibido. Destilaba una elegancia cuidada al mínimo detalle con un marcado aire oriental. Viuda desde hacía unos años y desamparada por su fracaso artístico, nunca se dio por vencida. El monotema de sus obras siempre era el erotismo que a veces se convertía en lo púramente pornográfico. En su obra, según decía ella, la provocación y el atreverse a expresar esas cosas que a la mayoría de la gente nos causa rubor, es motivo suficiente para dar comienzo a una revolución sexual...

Eduard Sanders ya estaba bastante mayor. Con sus casi 70 años, se dejó seducir ante la hermosura de Estela como un memo y ella, a partir de entonces, se encargó dirigir todo aquello que marcara su futuro profesional y su propia vida...La noticia de su nueva boda con Estela Carter, dió la vuelta al mundo en cuanto se hizo pública. Eduard se encargó de lanzar al estrellato a su futura mujer y la pareja se hizo portada en las revistas del corazón; aparentemente era la pareja del momento, la envidia de lo inalcanzable.
 Pero pasaba el tiempo y la fogosidad de Estela no era correspondida. Al principio se sobrellevaba más o menos aunque no duró demasiado. En los corrillos sociales, corrían noticias acerca de los nuevos amantes de la esposa perfecta y Eduard se enteró gracias a su mayordomo de confianza. Al principio se armó de cólera y días más tarde, diseñó su plan de venganza.

Contrató a un detective para saber cual era su amante actual y lo sobornó con una cuantiosa cantidad de dinero. Incluso le daba joyas para que se las ofreciera a su esposa facilitándole numerosos encuentros amorosos. El amante en cambio, le confesaba todas aquellas cosas que ella le contaba en la cama. Tal fué su plan, que alcanzaba la perfección diseñando un entramado de mentiras y verdades que la hacían caer en la más enamorada de las pasiones.

El siguiente paso fue organizar un largo viaje de negocios a Canadá y por el cual se ausentaría durante dos semanas. Ella se sentía desanimada y triste ya que no quería sentirse sola sin el amor de Eduard. Cada día le enviaba flores que provenían de los más dispares sitios del mundo a través de empresas de transportes especiales y le escribía las poesías más sentidas. Ella se burlaba con su amante en la cama mientras se excitaban viendo alguna película porno de DVD.

En el último día no cesaron de llegarle una noticias que la contrariban mucho. La radio hablaba de un secuestro, la televisión de un accidente de aviación y la policía por fín le comunicó la desaparición de su marido.

Pasaban los días sin noticias claras. Su amante la citó para otro encuentro y ella en la intimidad se hallaba desbordante de felicidad. Era viernes por la noche y en el canal X ponían un estreno verdaderamente interesante. La película en cuestión consistía en breves relatos que interpretaban las historias que ofrecían sus propias pinturas. Estela estaba verdaderamente emocionada por ver sus sentimientos expresados en unos actores porno....y comenzó a hurgar el sexo de su amante con caricias preparándose para ver la primera historia mientras fornicaba. Cerró los ojos mientras su amante le lamía el sexo y era curioso porque sus gemidos también venían de la televisión. Abrió los ojos y pudo ver que media América la estaba viendo en directo. Sus ojos enrojecieron por la fuerza de la sangre que se acumulaba en su cabeza y a continuación, aparece en pantalla su marido fornicando con dos chicas más jóvenes que ella. Llamaron a la puerta con unos nudillos ( era el abogado de su marido con una petición de divorcio escrita detalladamente ). Estela tenía mirada asesina pidiendo respuestas a su amante y de pronto, se sintió humillada, vencida, abatida por recibir la lección de su vida...

 Susana y Buscador





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