sábado, 11 de abril de 2015

No dejen de luchar



Era apasionada y de corazón puro. Jamás se dió a ningún hombre mas, se enamoró de todo aquel que se mezclaba en el detalle íntimo de lo más soñado en la fantasía. Siempre se la vía caminar sola; bañada en brisa marina y cargada de sueños imposibles por cumplir. Era una mujer de mirada franca y de corazón distinguido, con clase en sus gestos. Sus sueños siempre volaban como lágrimas que nunca cesan en el deseo y que desaparecen cargadas de olvido por ser infinito el pensar...Hay gente que siempre espera aquello que nunca llega...
De facciones infantiles, su verdadero mundo era lo onírico; delicado y sutil, franco y verdadero. La gente le advertía que el amor no era tal como lo imaginaba,; que era más crudo y real... Con los años se hizo vieja mas sus paseos bañados en sueños jamás dejaron aquella su playa de los pasos tristes. El tiempo lo borraba todo menos la mirada que no la abandonó a la luz de su interior...
Es curioso cómo una persona persigue sus sueños inalcanzables; cómo muere sin verlos cumplidos pero, luchando por conseguir lo que siempre soñó. Me pregunto a veces sobre los sueños que nunca se cumplen pero que no se olvidan ni en la memoria ni en el sentimiento. Pienso en gente admirable que se merece el cielo en la tierra y que mueren en el anonimato, quizás en la miseria. Me da miedo entrar en la cruda realidad y olvidar mis sueños porque sería olvidarme a mi mismo...


3 comentarios:

Alondra dijo...

Los sueños es el único paraíso que no pueden robarnos, al menos por el momento. Lo importante es aprender que los sueños deben quedarse para la imaginación, y afrontar la realidad porque la vida pasa en un suspiro y no debemos desaprovecharla.
Saludos afectuosos

maduixeta dijo...

A veces los sueños son bellos y una se recrea en ellos y sigue soñando.
Pero los amigos nos dan la mano y no anclan a la realidad.

una lluvia de beso, dulce amigo

Anónimo dijo...

Y sí, creo que no morimos cuando se nos acaba la vida, si no cuando dejamos desvanecer nuestros sueños e ilusiones... He ahí la verdadera muerte, el verdadero fin de nuestra esencia.