viernes, 14 de agosto de 2015

22:22------14 / 8 / 2015


Mis palabras apenas salen de mi boca. El tiempo pasa en monólogos de soledad donde me cuento  cosas que se pierden pasados unos momentos y, fluyen desde mi corazón en soledad justo con miles de formas abstractas. Escucho a mis sentimientos con una sonrisa que no puedo disimular y otras me pongo serio, muy serio de funeral y...vuelvo a la normalidad. Me encantaría atrapar a la fuente de mis palabras; fuente inalcanzable llena de creatividad y sabiduría...agradable en el trato.
Averiguar lo que sientes me hace estar más cerca de ti. Escucho a la gente incansablemente como un principiante y a veces, la sensibilidad me embarga...Me baño de vida con la música y con los libros; escucho a todo aquel que tiene algo que decir olvidándome de mí mismo.
A la vida le faltan muchos silencios con sinceridad pues el germen del odio, la ira, la envidia y tantas cosas que ya conocemos provienen de la enfermedad de la incomprension. Nosotros somos lo que percibimos de lo de afuera y de lo de dentro y nos olvidamos buscando una felicidad que al fín y al cabo, es motivo para ser un desgraciado.
El valor de la vida no son los desengaños ni todas las impurezas que vamos recogiendo es, algo más genuino que nos hace grandes y que casi nunca se escucha...


2 comentarios:

Alondra dijo...

A veces me he preguntado ¿Qué hago aquí?... y es que nadie escapa de los bajones. Pero luego también pienso que nuestra vida tiene un impacto duradero en cada persona que nos encontramos. Quizás puedo definir lo que es una vida con sentido, pero la vida que normalmente vivimos nada tiene que ver con el ideal que un día y cada día seguimos soñando; nunca nuestra vida es completa. Estamos llenos de contradicciones.
Un saludo afectuoso

Los Inviernos de Laura dijo...

La palabra ha sido el avance más notable en el ser humano, con la fuerza de curar o matar. Pero el escuchar es el don más notable en el ser humano, otorgándole una existencia pura a la palabra.
Excelente publicación!
Beso.