domingo, 29 de noviembre de 2015

Ensayo sobre la soltería



Como una selección natural, en la vida hay solteros. Son infinitas las causas que ayudan a llegar a esta soledad que quizá sea elegida, quizá no...El mundo está pleno de gentes con soledades y amarguras y también, en seres que eligen con mucho gusto su independencia. Está pleno de razones para que la soltería se ocupe de hombres y mujeres que según lo "normal y natural", deberían haber encontrado la media naranja y sin embargo, viven solos. La complejidad de las personas sin duda hace que la vida se invada de sentimientos y locuras cuando nos sentimos enamorados pero, ¿pueden ser reales las virtudes de este amor que sentimos? quizás sí quizás no...

Miles de cosas, cáusas y sensaciones pueblan e implican nuestra cabeza cuando el corazón acierta de pleno en elegir nuestro destino; exigiendo lo aprendido de la sociedad y por ser ley de vida, formar una familia pero, ¿y quién también elige ser soltero?.

He conocido a gentes que se amargarn la vida por no encontrar un amor; gentes que eligieron vivir en soledad y otras menos que no se plantearon ni una cosa ni otra...La enfermedad, la timidez, la ausencia de trabajo, el ser agraciado, posición social, la suerte, el día más propicio, ser comunicativo o nuestras relaciones influyentes...miles de cosas conspiran para que alguien nos corresponda y viva en pareja o se case con nosotros pero también, el destino nos elige para vivir solos, independientes.

El hecho de soñar despierto engaña. Todo el mundo se apunta a la felicidad por encontrar a la mujer o hombre ideal y tener una vida cómoda además de un trabajo bién remunerado. Apuntamos con acierto o no a esa presunta pareja que colme nuestros sueños y según nuestra madurez o entendimiento, suerte o atino, nos entregamos muchas veces sin ser maduros a qué nos atenemos...como decía mi madre: "Niño, esto es un melón por calar".

Con todas estas consecuencias mi soltería me acecha y mucho me temo que me atrapa. Reconozco mi debilidad por el sexo contrario y que cualquier día me case, cosa probable. He conocido el amor y el desamor, la soledad y qué significa vivir en pareja. Mucha gente se desespera y rezan a cupido como si fuera un ultimatum o una puerta para su felicidad...La enormidad del amor ciega la razón. Aún ignoro el por qué la razón se cubre de un velo para elegir al amor verdadero cuando en ese momento se exige la mayor cordura posible porque, en ello se van muchas cosas como para decir en el altar un: "Sí quiero".
Hace años escribí un relato trágico sobre una mujer desesperada que no había conocido jamás el amor... Siendo las personas tan diferentes como somos, considero y pienso que mucha gente casada tiene vocación de soltero y muchos solteros, vocación de casados...

Este es el relato. Espero no desagradar...

Cuarenta y tres años a sus espaldas. Sentirse una vieja cuya vida ha pasado sin dejar su fruto.
El frío de la calle, los hombres que pasaban por su lado sin mirarla, el amanecer de la mañana...Todo era soledad en la avenida más poblada de la ciudad.
Caminaba ausente, con una tristeza en la que su corazón le decía lo rota que estaba. El rencor, salía de su escondrijo por no tener lo que merecía; aumentaba la frustración de no sentirse nunca amada.
Los rayos del sol daban en su rostro... la alentaban en una vaga ilusión por la incipiente primavera. Sus sueños siempre eran románticos en aquellas fechas, le hacían huir por momentos de la amargura de no ser querida; sumergiéndose en la fantasía y descargando su deseo en infinidad de historias inconfesables.
Detuvo su marcha en el paso de cebra que siempre cruzaba para ir al trabajo. Los coches pasaban veloces. Un autobús urbano devolvió a sus ojos el reflejo de las ventanillas: La imagen estremecida de una mujer llena de soledad y tristeza. Fue un momento que duro lo suficiente como para que su mente estallara sin apenas variar la expresión de su rostro.
Dio un paso en falso hacia delante con la intención de lanzarse al asfalto y ser atropellada. Las lágrimas afloraron a sus ojos dejando escapar por la boca el llanto de una mujer deshecha. Sus piernas apenas la sostenían. Se dejo caer de rodillas sobre la acera, sin que nadie se atreviera o se molestara en acercarse a ella.

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4 comentarios:

Marina Filgueira dijo...

Un completo e intenso relato este: que bien pudiera formar parte de unas cuantas hojas de una novela dramática... Me ha gustado leerte, mas me gustaría un final más feliz. Pero bueno las casa son como son.

Un abrazo y mi gratitud.
Feliz semana.

Alondra dijo...

Hoy, hay mucha gente sola y otra, sola en compañía... Imagino que lo de verdad importa es estar a gusto con uno mismo, si no te gustas ¿cómo vas a gustar otros? También hay muchas clases de amor pero donde tienes que aceptar al otro con sus defectos porque nosotros también los tenemos, dialogar y respetarse. Las fantasías sólo son eso y desde luego creo que debemos relacionarnos con los demás, si llega el amor genial y si no, pues una amistad suele ser un buen complemento.
Del cuento lo que más tristeza me produce es que nos hayamos vuelto autómatas y seamos incapaces de ayudar a quien se cae.
Un saludo afectuoso

Amapola Azzul dijo...

Creí haberte comentado. No debe de haber salido. Besos.

maduixeta dijo...

Uf! la soledad.... como duele.

una lluvia de besos