miércoles, 6 de diciembre de 2017

Sucedió en Córdoba ( Cuento de Navidad )





Hoy, a 6-12-2017, en Córdoba capital acaba de suceder el contecimiento que cambiará el orden del mundo. He sido testigo y partícipe de cómo las personas podemos cambiar para mejor con la voluntad de sus hechos para hacernos todos hermanos en ciudad tan cosmopolita de culturas...Todo comenzó a las 4 de la tarde...

Daniel tenía envidia se su amigo Antonio. Le deseaba el mal porque su amigo tenía la suerte en la vida y eso, no se le iba de la cabeza. Tropezó con un bordillo de la acera y un zapato se le salió. Automaticamente, su envidia desapareció por completo. Sintió que era más libre en su fuero interno y dejó de tener envidia a cualquier persona...Pero se puso su zapato y todo fué volver a lo de antes. Caminó unas calles más adelante y decidió volverse a quitar el zapato; ya no tenía envidia. Fué como quitarse un peso de encima que tantos años le acompañaba. Se quitó el otro zapato y fué mucho mejor apesar del frío que hacía...Caminaba por las aceras descalzo y penso: ¿Y si me quito el jersey? dicho y hecho cuando al hacerlo, sintió PAZ en su corazón al perder más prejuicios...

La gente lo miraba mal. Iban todos super abrigados sin faltarles el detalle de una prenda. Los ciudadanos al verlo sabía de su dicha y a la vez de llevar un corazón corrompido por tantas miserias que Daniel ya no tenía. Lo insultaban, lo maldecían, le escupían y Daniel ante todo, se quitó los pantalones y se quedo en calzoncillos. Sacó su cartera y dio todo el dinero a los vagabundos que lo miraban también mal. La gente se arremolinaba a su alrededor pronosticándole la peor enfermedad o una pulmonía. Pero Daniel se quitó los calcetines y todo el mundo con sus miserias dijo: OOOOOOHHHHHHH...y lo amenazaban de muerte pero Daniel ya era el hombre más bueno del mundo que besaba a todo el mundo que lo increpaba y le invitaba a desnudarse de la misma manera que el lo hacía...Hasta se quitó los calzoncillos bailando y brincando de felicidad y los policias lo querían detener.

En esto que una mujer con sus agujeros en el alma, decidió quitarse un zapato para sentir aquella liberación; y la tuvo. En menos de nada ella ya estaba completamente desnuda e invitaba a la gente hacer lo mismo...Hubo más atrevidos entre ellos yo que me quedé en bolas pero feliz y dichoso en esta vida que ya me ahogaba...Más y más gente se quitaba la ropa como si fuera una llama que los quemaba...Estaban los curas, los monaguillos, los policías, la gente del Corte Ingles que quemaba la ropa de temporada, los mendigos, los loteros y Cordoba se convirtió al nudismo donde todo el mundo se abrazaba, jugaba, danzaba...

Lo pecados capitales desaparecieron. El corazón abrió sus puertas a todo el mundo que se desnudaba y Diós, como todos los años bajó esta tarde a la Plaza de Las Tendillas desnudo y feliz de ver a sus hijos.

Pero hubo alguien que no se desnudo. Se ocultó de la gente en la penunbra de un rincón; casi a oscuras en soledad. Este ser sabía que ni quitándose la ropa sería feliz. Deseaba matar, asesinar, hacer todas las bajezas del ser humano. Antes era un padre de familia y una persona común como todo el mundo...El también perseguía a Daniel como todo el mundo que lo increpaba cada vez que se quitaba un prenda; todos menos él, que era un hombre bueno horas antes. En todo el trayecto y en medio de la algarabía, fué recogiendo cada miseria de cada persona que se deshacía de su ropa para que nunca jamás padeciera en esta vida y menos en estas fechas, la parte corrosiva del ser humano se vistió el que era hombre de bién...Se transformó en un demonio y fuera de aquella esquina, la gente danzaba y reía.

Alguien desnudo lo descubrió. Se le acercó para abrazarlo y el estaba dispuesto para cometer su primer crimen pero antes de hacerlo, sintió ser incapaz porque aquel hombre desnudo le quitó la ropa venerándole. Cuando por fín lo desnudó, se lo llevó al cielo como alma bendecida del tormento; alguien que se entregó por las demás personas ofreciendo su corazón con el precio de la inmundicia...






4 comentarios:

★MaRiBeL★ dijo...

Wow!

😎

dijo...

Me gusta cómo has definido el AMOR,cómo has escrito un evangelio,cómo os habéis despojado de todo y habéis sentido la libertad y la bondad.
Así,desnudos,o vestidos con los harapos o sin ellos,debemos de presentarnos al mundo,al Padre.
Besucos sin fronteras

jfbmurcia dijo...

Me dieron ganas de desnudarme y abrazar a mi vecina. Qué sepas que no lo hice por el qué dirán. Precioso cuento. Saludos.

Anónimo dijo...

Desnudar el alma de vez en cuando y dejarla libre, limpia y ligera de peso es bueno.
Buen relato para reflexionar.
Un abrazo.
Ambar