domingo, 22 de abril de 2018

La historia interminable



A ojos de todo el mundo ignorante, Goran era el hombre perfecto; nadie lo superaba. En cada detalle poseía una memoria de elefante y absolutamente todo era analizado por el. Sorprendía a la gente con su voraz inteligencia con una verdad y una seguridad arrolladoras. Todo y cada tenía un lugar que el mismo asignaba al parecer inamovible. Le sacaban de quicio los ignorantes que se dejaban las cosas a medio hacer o de sus despistes porque el, no tenía ninguno...Era sagaz y zorro hasta el extremo incluso vocalizaba con voz de supermacho además de tener una sonrisa socarrona que ocultaba su homosexualidad: eso para sus adentros lo llevaba bastante mal. Quiría brillar con luz propia y ser ejemplo a seguir; criticaba y se burlaba de los inocentes, hacía daño a los débiles por ser cobarde y ruin. Se acercaba de la mejor manera a los que tenían poder como un gusano que espera sacar tajada y vivía de sus mentiras con la curiosidad de que todas las recordaba sin fallo.

Pero en soledad sabía del abismo de su corazón y de su mentira; el débil era él mismo. Su mente estaba poblada y amueblada de cosas que nadie podía tocar ni destruir pues, corría el peligro de la locura. Los miedos lo acosaban constantemente, el valor de lo moral y la decencia de vivir no las conocía, tan sólo en sus mentiras. Había noches que no podía dormir y las pesadillas lo acosaban en un mundo construido por el. Tenía deseos de hombres y una sensibilidad femenina que se ocultaba en sus socarronerías. Para muchos era un ejemplo a seguir por sus triunfos ganando dinero, por su forma de ver la vida tan convincente...A veces explotaba de ira y se hacía el valentón cuando era el más cobarde de la región. Goran vivía de su mentira y sus engaños. Era pulcro en el vestir y muchas veces en su hablar cuando en realidad adoraba revolcarse en la mierda...

De esa manera pasaron los años y conoció a una chica que había sido hombre. Se enamoró afirmando que era mujer a los cuatro vientos, que nadie podía decir que era maricón. Pasaron los años y el peso de la realidad le ahogaba con ataques de ira. La enfermedad mental se fue apoderando poco a poco de su existencia de una manera implacable. Ya tenía paranoias y decia cosas que el perfumaba de verdades hasta que todo se derrumbó poco a poco, con un peso que nadie puede aguantar.

Ahora recibe visitas de su mujer en el hospital. Su mirada se pierde por los ventanales y los verdes campos de abril. Lleva pijama de enfermo y en algún momento, se le ha visto llorar...



4 comentarios:

Meulen dijo...

Y todo por no aceptarse a si mismo
Aunque en la sociedad ayer al hoy en muchos lugares nada ha cambiado
Y vivir de apariencias para muchos resulta

Triste es vivir asi.

Estes bien y gracias por visitarme.

dijo...

Cuántas veces uno se pone la máscara para no mostrarse tal como es...
Pena que su conducta fuera tan negativa ,,,.
Y en el fondo había sufrimiento.
Por eso,apelo a la capacidad de compartir,al derecho a dialogar y no juzgar.
Su mirada en el hospital,seguro que infinita y le vienen recuerdos que le angustian.
Besucos

Susana dijo...

Todo se hubiera solucionado con un buen psicólogo. Un beso.

Adelina dijo...

Precioso relato que describe tan bien el carácter del personaje y que a su vez es muy ameno.

Es malo no aceptar la realidad de uno mismo...

Muchos besos.